El tráfico de drogas prospera como nunca en Francia y los actos de violencia que genera alcanzaron niveles récord en 2023.
“La amenaza alcanzó un nivel históricamente alto”, afirma la jefa de la Oficina Antidrogas (Ofast), Stéphanie Cherbonnier. “Ningún territorio se salva”, añade.
Impulsado por una fuerte demanda –5 millones de consumidores regulares de cannabis y 600.000 de cocaína, según la Oficina francesa de drogas y toxicomanías (OFDT)– el mercado francés de estupefacientes produce un volumen de negocios anual estimado en 3.300 millones de dólares.
A mediados de noviembre, la policía contabilizó 315 homicidios o intentos de homicidio vinculados al narcotráfico, un aumento del 57% con respecto al mismo período de 2022.
Sólo en Marsella (sureste), la guerra a la que se libran dos organizaciones criminales rivales por el control del mercado de la droga causó desde inicios de año 47 muertos.
Ciudades de talla media como Nantes (oeste), Besançon (este), Toulouse (suroeste), Aviñón (sureste) o Nimes (sur) también vivieron este año varios ajustes de cuentas.
Para llevar a cabo lo que él llama “la madre de todas las batallas”, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, no escatima en medios para desmantelar los puntos de venta de drogas e intentar desestabilizar el tráfico.
Pero la tarea es titánica. “A veces tenemos la impresión de intentar vaciar el océano con una cuchara”, confiesa una investigadora basada en Normandía (noroeste). “Es frustrante porque las personas a las que detenemos son remplazadas rápidamente por otras”, agrega.
– Mercado rentable –
Según datos de la Ofast, 240.000 personas viven directa o indirectamente del tráfico de estupefacientes en Francia. Y los productos son muy rentables.
“La cocaína se compra entre 28.000 y 30.000 euros (30.500 y 33.000 dólares) el kilo y se revende entre 65 y 70 euros (71 y 76 dólares) el gramo”, detalla Cherbonnier.
En este mercado dinámico, alimentado por una “producción en aumento” y una “fuerte demanda diversificada, especialmente de productos sintéticos”, la competencia es feroz y justifica el recurso a la fuerza.
“Hay una voluntad indiscutible de eliminar físicamente a la competencia”, señala el jefe de la Oficina central de lucha contra el crimen organizado (OCLCO), Yann Suriseau.
En el pasado las disputas territoriales se saldaban con “disparos de intimidación en las fachadas de los edificios”, recuerda un investigador .
Ahora, los comandos -equipados con armas de guerra- abren fuego en las calles, aumentando el número de víctimas colaterales, destaca.
– Jóvenes –
Los “soldados” de esta guerra mortal son a menudo muy jóvenes.
De las 450 víctimas registradas en 2023 por la policía, “30% son menores de 20 años”, señaló recientemente su director general, Frédéric Veaux. Y “20% de los autores tienen entre 16 y 19 años”, según las estadísticas de la OCLCO.
Policías, gendarmes, aduaneros y magistrados luchan de pie firme contra los narcotraficantes. En 2022, las incautaciones de cannabis (128,6 toneladas) y cocaína (27,7 toneladas) alcanzaron un nuevo nivel récord.
Pero esta es solo una pequeña parte de los volúmenes en circulación.
“Las incautaciones aumentan, pero no es nada en comparación con los beneficios de los ‘narcos’”, constató recientemente la fiscal de París, Laure Beccuau.
En cuanto a la violencia, 38 homicidios e intentos de homicidio fueron resueltos en 2022, lo que representa una tasa de elucidación del 30%, y 123 autores fueron imputados y encarcelados, según OCLCO.
El año pasado, “8.000 armas fueron incautadas, 10% más que en 2021, de las cuales 25% se incautaron durante investigaciones sobre el tráfico de estupefacientes”, añade Cherbonnier.
Pero pese a todo esto, el tráfico no deja de desarrollarse en el país.
– Cooperación judicial –
“Las políticas penales severas no disuaden” a los traficantes, reconoció la prefecta de policía del departamento de Bouches du Rhône (sureste), Frédérique Camilleri.
Algunos temen que la situación se salga de control, como en Bélgica o en los Países Bajos, donde las mafias de la droga corrompen, eliminan y no dudan en amenazar a ministros.
En septiembre, representantes locales exigieron un “plan nacional y europeo” contra los tráficos que gangrenan los barrios.
“Es hora de romper este espiral infernal de violencias surgidas de los tráficos”, escribieron en una tribuna publicada en el diario Le Monde.
Pero la falta de cooperación judicial complica muchas veces la lucha. “Los barones de la droga (…) se han refugiado en varios países sin extradición”, dijo Laure Beccuau.
En Marruecos, Argelia y sobre todo Dubái blanquean su dinero y siguen gestionando sus redes.
– Cuando llegue el fentanilo “será peor” –
Magistrados y policías abogan también por reforzar la lucha contra los beneficios financieros generados por el tráfico de drogas, el blanqueo de dinero y la corrupción, en particular mediante las incautaciones de activos delictivos.
“Hay que seguir atacando el combustible del crimen organizado”, resume Beccuau.
Actualmente, las autoridades miran con preocupación una “explosión” del mercado de las drogas sintéticas, muy populares entre los jóvenes.
“Los estadounidenses nos advierten que ‘cuando llegue el fentanilo a Francia, será aún peor’”, anticipa el magistrado François Antona, jefe de la sección encargada de la lucha contra la delincuencia organizada (Jirs) en la fiscalía de París.
Sobre el terreno, quienes luchan cotidianamente contra el narcotráfico saben que “es una guerra sin fin”, resume la investigadora normanda, “pero es nuestro trabajo combatirlo y si es posible desmantelarlo”, afirma.